Imaginad la revelación de los arcanos cósmicos, desde la íntima danza de la carta astral hasta los ancestrales murmullos del oráculo rúnico, suscita una profunda invitación. Si tal sabiduría, esencial y prístina, se ofreciera sin coste alguno, accesible no solo a la mano sino a la conciencia misma, se transfiguraría la búsqueda del saber. La interpelación, entonces, no es meramente sobre el alcance del conocimiento, sino sobre la audacia de nuestro espíritu para adentrarse en ese universo de verdades inherentes, liberadas de cualquier precio, y abrazar su inmensidad.