Hace unos 4.500 millones de años, un evento cósmico cambió el curso de nuestro sistema solar y dio forma a nuestro mundo tal como lo conocemos hoy. Este evento fue la colisión de un antiguo planeta llamado Theia con la Tierra primitiva, también conocida como Gaia.
La Hipótesis de Theia
La Hipótesis de Theia sostiene que Theia, un cuerpo del tamaño de Marte, chocó con Gaia en un ángulo oblicuo. Este impacto cataclísmico resultó en la formación de la Luna y la Tierra actual. La energía liberada por este impacto fue tan grande que fundió gran parte de la corteza terrestre, creando un “océano de magma” que eventualmente se enfrió y solidificó para formar la corteza terrestre actual.
Evidencia de la Colisión
Recientemente, los científicos han descubierto dos regiones “anómalas” en el manto terrestre que podrían ser la evidencia definitiva de esta colisión. Estas regiones tendrían una composición diferente al resto del manto y se cree que son restos del material de Theia mezclado con el de Gaia. Estos hallazgos podrían ser la “huella dactilar” de Theia que hemos estado buscando.
Simulando el Pasado
Para entender mejor este evento, los científicos han recurrido a la simulación por ordenador. Han utilizado un nuevo método de dinámica de fluidos computacional llamado Masa Finita sin Malla (MFM). Este método modela con precisión la turbulencia y la mezcla de materiales, permitiendo a los científicos recrear la colisión de Theia y Gaia con un nivel de detalle sin precedentes.
Conclusión
La colisión de Theia no es solo un evento del pasado lejano. Sus efectos todavía se pueden sentir hoy en día, desde la composición de nuestro manto terrestre hasta la existencia de nuestra luna. A medida que continuamos explorando nuestro sistema solar y más allá, es esencial entender estos eventos cósmicos para entender mejor nuestro lugar en el universo.